El Desconcierto Genealógico: la compleja genealogía familiar de quienes fueron adoptados.

El término “desconcierto genealógico” fue acuñado en 1964 por el psicólogo H. J. Sants y refiere a potenciales problemas de identidad que pueden ser experimentados por niños que han sido adoptados, abandonados o concebidos mediante técnicas de reproducción asistida, como el alquiler de vientre o donación de gametas (óvulos o esperma). O sea que refiere a la situación de los niños que tienen escaso o nulo conocimiento de uno o ambos de sus padres biológicos.

Existe cierta controversia alrededor de este tema.

Sants sostuvo que el “desconcierto genealógico” constituye gran parte del estrés adicional que sufren los niños adoptados y que no sufren aquellos que son criados por sus padres biológicos.

Sants trabajó en la misma clínica que el psiquiatra E. Wellisch, quien en 1952 escribió una carta a la revista Mental Health titulada “Niños sin genealogía: el problema de la adopción”, en la cual sostenía:

“Conocer y tener una relación definida con su genealogía es necesario para que el niño pueda terminar de construir su imagen personal y universal. Es un derecho natural e inalienable de toda persona. Existe una necesidad, un impulso primigenio de continuar con las tradiciones de su familia, raza, nación y de la comunidad religiosa en la que ha nacido. La pérdida de esta tradición es una carencia que puede provocar un retraso en el desarrollo emocional”.

Sorosky, Pannor y Baran continuaron el trabajo de Sants, publicando, durante la década del 70, una numerosa cantidad de artículos y un libro titulado The Adoption Triangle (“El triángulo de la adopción”), haciendo más conocido el término “desconcierto genealógico”.

Según Jones (1997), el desarrollo de la identidad presenta un desafío para los adoptados, especialmente para aquellos que no conocen tal condición, y describe esta “confusión genética” como una consecuencia lógica del desconocimiento de sus orígenes inmediatos:

“Un problema que aparece reiteradas veces en la vida de una persona adoptada es el de la identidad. El desarrollo de la identidad es una pieza fundamental para la autoestima, y la lucha de un adoptado para lograr armar una historia coherente es, con frecuencia, una tarea abrumadora. El sentido de la continuidad, de un pasado y un presente que son necesarios para la formación de la identidad (Glen, 1985/1986) se ve entorpecido por las características y el secreto que rodean a la adopción.”

Levy-Shiff (2001), en base a los resultados de un estudio en adoptados adultos, fue aún más allá. En su artículo Psychological adjustment of adoptees in adulthood: Family environment and adoption-related correlates, publicado en en International Journal of Behavioral Development, sostuvo:

“Mientras varios estudios previos han documentado los problemas que acarrea la adopción durante la infancia y la adolescencia, los resultados de este trabajo sugieren que también en la adultez los adoptados conllevan un riesgo más alto de sufrir trastornos psicológicos. En promedio, se ha encontrado que tienden a tener una identidad menos positiva y coherente y a manifestar más patologías que los no adoptados. […] Se ha sugerido (Sorosky et al., 1975; Verrier, 1987) que estas dificultades están ligadas a cuatro problemas psicológicos fundamentales: […] 4) confusión y falta de certeza acerca de la continuidad genealógica, ligada a la falta de conocimiento acerca de los ancestros. Asimismo la ausencia de “mutualidad biológica” entre los miembros de una familia adoptiva, tales como la apariencia física, capacidades intelectuales, personalidad, entre otros, le impide a los adoptados identificarse con sus padres adoptivos. Incluso más, la falta de información sobre el propio pasado biológico probablemente cree un “fantasma hereditario” que puede contribuir a una percepción confusa y distorsionada de si mismo. Es posible que el desarrollo de la personalidad no concluya en la adolescencia sino que continúe durante toda la vida a través de la reconciliación e integración de muchas percepciones complejas y conflictivas.”

Existe una controversia acerca de la importancia del “desconcierto genealógico” en las búsquedas genealógicas promovidas por personas adoptadas. Storm (1988) en el Psychoanalytic Quarterly, resume a Humphrey y Humphrey (1986):

“El término desconcierto genealógico define una cantidad de problemas psicológicos que parten de la ausencia de conocimiento de los ancestros. Los niños adoptados o concebidos mediante inseminación artificial de un donante anónimo son dos ejemplos de grupos que pueden sufrir estos problemas. Los primeros estudios sugirieron que no conocer a sus ancestros le impide a la persona desarrollar una imagen segura de si mismo. Estudios más recientes sugieren que una buena relación con la familia adoptante conduce a un buen desarrollo, sin importar la falta de información sobre los ancestros biológicos, y que, por lo general, el deseo de buscar información sobre ellos refleja una mala relación con la familia adoptante.”

Por otro lado, en un artículo más reciente, Affleck y Steed (2001) afirman:

“La insatisfacción hacia los padres adoptivos fue considerada originalmente como un factor de motivación para la búsqueda de la verdad por los adoptados (Sorosky, et al., 1975; Triseliotis, 1973). Sin embargo estudios más recientes han encontrado que la gran mayoría de aquellos adoptados que buscan información sobre su pasado mantienen una buena relación con su familia adoptiva (Pacheco & Eme, 1993) de manera que la calidad de dicha relación, ya sea buena o mala, no está asociada con la decisión de investigar (Sachdev, 1993). De hecho, los motivos más comunes esgrimidos por los propios adoptados están relacionados con cuatro temas: el “desconcierto genealógico” (la necesidad de una conexión histórica para resolver problemas de identidad); la necesidad de información; el deseo de reducir el estigma que la adopción implica; y la voluntad de asegurarse del bienestar de los padres biológicos.”

Judith y Martin Land (2011) reconocen al “desconcierto genealógico” como una motivación psicológica importante para un adoptado a la hora de comenzar su búsqueda.

“La falta de certezas característica del “desconcierto genealógico” es una fuente de estrés que quizás haga a los adoptados más pasibles de mostrar actitudes rebeldes por no tener raíces o una base sólida sobre la cual juzgar su potencial. Descubrir las raíces genealógicas es un camino para comprender la verdadera personalidad. Es recomendable difundir este tema a una audiencia más amplia y darlo a conocer porque evoca una funesta sensación de duda y perturba las posibilidades de un niño para establecer su identidad.”

Lo cierto es que más allá de estudios y estadísticas, la relación de cada persona con su o sus genealogías, será por sobre todo una cuestión profundamente personal, motivada por un conjunto de historias, identidades, sentimientos de identificación y afectos, imposibles de simplificar por la ciencia.

Publicar un nuevo comentario

El contenido de este campo se mantiene como privado y no se muestra públicamente.


  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Allowed HTML tags: <a> <em> <strong> <cite> <code> <ul> <ol> <li> <dl> <dt> <dd>
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Más información sobre opciones de formato