Las mujeres posmenopáusicas con arterias obstruidas necesitan un tratamiento más fuerte para evitar posibles ataques cardíacos, que los hombres de la misma edad y estado de salud, según concluyó una reciente investigación.

Los investigadores dicen que las diferencias en el riesgo se deben a diferencias estructurales en las arterias entre hombres y mujeres.

Hallazgos del estudio

Los hallazgos del estudio, publicados en este año, señalan que las arterias coronarias femeninas son algo más estrechas que las de los hombres, de manera que una placa ateromatosa tiene mayor impacto en el flujo sanguíneo.

El mayor riesgo para las mujeres durante la posmenopausia también se atribuye a la disminución natural del estrógeno protector del corazón.

El estudio incluyó a casi veinte y cinco mil personas que fueron derivadas originalmente para una angiografía por tomografía computarizada coronaria para obtener imágenes en 3D de las arterias del corazón.

En la actualidad, la placa aterosclerótica es un objetivo para decidir la intensidad de la terapia para prevenir ataques cardíacos, de manera que los hallazgos de este estudio seguramente afectarán el tratamiento.

Los resultados de esta investigación indican que, después de la menopausia, las mujeres pueden necesitar una dosis más alta de estatinas que los hombres, o la adición de otro fármaco hipolipemiante.

Factores que agravan el riesgo para las mujeres

Además del grosor de las coronarias, las mujeres tienen un tercio menos de probabilidades de recibir el tratamiento adecuado.

Para una mujer, mantener el equilibrio entre las demandas diarias de la vida y el cuidado personal puede ser un desafío mayor que para un hombre, porque a menudo en los años posmenopáusicos deben invertir mucho tiempo en el cuidado de sus ancestros mayores y también de los hijos.

Además, ahora las mujeres trabajan fuera de los hogares o en sus casas, pero a tiempo completo. Y al mismo tiempo se hacen cargo de la administración del hogar y en muchos casos de las tareas domésticas.

También la depresión durante la transición hacia la menopausia guarda una correlación estrecha con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Y, por supuesto, la desregulación del metabolismo de los lípidos y la glucosa, y la redistribución de la grasa corporal, que pasa a ser más parecida a la del hombre, acumulándose en el abdomen y la cintura.

Cómo reducir los riesgos de un ataque cardíaco

La mejor defensa es un estilo de vida saludable, que incluye, como ya sabemos, ejercicio regular y una alimentación equilibrada que reduzca o elimine las grasas trans de la comida chatarra, y abunde en frutas, verduras, legumbres y semillas que ayuden a reducir los factores de riesgo.

La Asociación Estadounidense del Corazón, propone las siguientes pautas:

• No fumar

• Comer una dieta saludable

• Hacer ejercicio al menos media hora por día, cinco veces a la semana

• Mantener un peso adecuado

• Mantener la presión arterial bajo control

• Mantener el colesterol, los triglicéridos y la glucemia bajo control

• Limitar o evitar el consumo de alcohol

También es fundamental priorizar el autocuidado, lo cual implica visitas médicas periódicas y la realización de los exámenes de detección para prevenir o detectar enfermedades en las primeras etapas.

En el caso de las enfermedades cardíacas, la prevención incluye controlar la presión arterial, el colesterol, el azúcar en la sangre, la grasa abdominal, los hábitos de sueño y el estrés.

En la edad madura es importante programar una cita con un cardiólogo, para evaluar los factores de riesgo personales y seguir un plan que permita mitigar esos riesgos.

Para lograr una atención de mayor calidad es importante que la mujer conozca cuáles son los factores de riesgo propios de su género y reclame los estudios necesarios para conocer su estado físico general.

En la actualidad hay análisis de sangre muy avanzados y pruebas de imagen que pueden lograr identificar una enfermedad preclínica de manera precoz.

También es importante que la mujer sepa que hay un mayor riesgo de cardiopatía coronaria, mortalidad por accidente cardiovascular y mortalidad general en mujeres que experimentan una menopausia precoz, vale decir antes de los cuarenta y cinco años.