Hace pocos años conseguir una pareja o una relación para mantener contactos sexuales online era algo vergonzante. Quienes utilizaban redes sociales especializadas en citas ocultaban el uso.

Ahora ya las citas online se han vuelto algo aceptado por todos.

Con la aparición de la inteligencia artificial (IA) y sus rápidos avances es posible vincularse con chatbots avanzados y robots que permiten formar y mantener relaciones no solamente con fines sexuales sino también de acompañamiento.

A medida que la IA y la robótica avanzan, algunos aseguran que la fabricación de robots para el amor y el sexo está próxima a hacerse realidad. Aunque, al parecer, el caso de los robots sería algo más complejo de lo que podemos imaginar.

De todas maneras ya los investigadores han comenzado a tratar de entender por qué razón un humano puede encontrar satisfacción en establecer una relación con una máquina.

Y uno de las primeras conclusiones a la que llegaron es que, contrariamente a lo que podríamos sospechar, que sería que las personas que intentan relacionarse con máquinas son aquellas que se sienten muy solas o que han fracasado en varios intentos de realizar contactos con un semejante, la realidad demuestra que no es así.

Los usuarios de esta tecnología se diferencian muy poco de los no usuarios, y no existe una conexión significativa entre los sentimientos de soledad y la preferencia por los robots sexuales, sino fundamentalmente por la búsqueda de nuevas experiencias.

Algunos estudios también demostraron que las personas usan la IA y los robots para el romance, como acompañantes, e incluso simplemente como un pasatiempo más.

Consecuencias psicológicas de las relaciones con IA

Muchos investigadores están planteando su temor a que este tipo de relaciones determinen una pérdida de contacto entre humanos.

Lo cual no es una preocupación menor.

La reciente pandemia de COVID demostró que el aislamiento al que nos vimos obligados, en casi todos los países del mundo, provocó un incremento en el uso de las redes de pornografía.

Pero también en este campo han habido investigaciones que demostraron el valor terapéutico de los sistemas de IA románticos y sexuales.

Un estudio concluyó que los robots sexuales para personas mayores o discapacitadas podrían empoderarlos para explorar su sexualidad.

Considerando robot sexual a cualquier objeto robótico con el que se puede obtener una satisfacción sexual semejante a la que podría obtenerse con una persona, puede decirse que esos aparatos ya existen.

Son los juguetes sexuales que se conectan a aplicaciones y que simulan sensaciones reales como, por ejemplo, los vibradores programables o manejados con control remoto.

También se pueden encontrar en el mercado muñecas sexuales con figuras humanas realistas, pero que en modo alguno pueden ser consideradas verdaderos robots sexuales.

No pueden moverse por sí mismas y pueden tener dificultad para mantenerse en pie, por su peso excesivo. Y, lo que los expertos consideran mucho más importante, su textura es algo desagradable al tacto, porque aún no se ha podido replicar la temperatura ni la textura de la piel humana.

Robots de compañía

La IA no sólo se está aplicando para crear humanoides que puedan entablar relaciones amorosas o sexuales.

También se están diseñando robots sociales que, por ejemplo, pueden ser utilizados en el cuidado y acompañamiento de ancianos.

Con el incremento de la esperanza de vida, muchas personas alcanzan una edad avanzada, con los consiguientes deterioros que eso implica.

Los robots de compañía podrían reemplazar a los cuidadores en muchos hogares en los que los ancianos no pueden contar con atención familiar permanente, porque los miembros de la familia se ausentan durante muchas horas, ya sea por razones de estudio, trabajo o entretenimiento.

Tanto en Japón como en los Estados Unidos ya existen robots que interactúan con los adultos mayores, no solamente para acompañarlos sino también para entretenerlos y ayudar a realizar actividades físicas a las personas autoválidas, ejerciendo la función de personal trainer.

Estos robots también pueden colaborar en la estimulación mental de los ancianos, por ejemplo, mediante la lectura de un texto, a cargo del humanoide, y la posterior interpretación del texto por parte del humano.