El trastorno dismórfico corporal es más devastador que la anorexia

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Los trastornos alimentarios, como la anorexia y la bulimia, han sido abordados con mucha atención por especialistas de diversas áreas de la salud, como médicos, psicólogos y nutricionistas por los peligros que implican para la supervivencia de las personas que los padecen.

Pero hay otra patología relacionada con la forma en la que las personas perciben sus propios cuerpos a la que se la ha estudiado mucho menos, y que incluso puede ser desconocida para el común de la gente.

Se trata del trastorno dismórfico corporal que es un trastorno de la imagen corporal muy común pero poco conocido.

Quienes lo padecen se ven feos, desfigurados, avergonzados de su aspecto físico o de alguna parte de su cuerpo en especial, a la que ocultan y disimulan con la ropa, el maquillaje y también practicando el aislamiento social.

Un trastorno poco conocido

El trastorno dismórfico corporal a menudo pasa desapercibido porque quienes lo padecen se ocultan de la vista de los demás, pero es una condición psicológica devastadora y debilitante, que en muchos casos lleva al suicidio.

Las personas con este trastorno sufren pensamientos obsesivos y comportamientos repetitivos relacionados con su apariencia.

Es un trastorno más común que la bulimia o la anorexia, tanto en hombres como en mujeres. Y puede presentar una prevalencia más alta que el trastorno de ansiedad generalizada, la esquizofrenia o el trastorno bipolar, en la población general.

Las personas con trastorno dismórfico corporal y quienes padecen trastornos alimentarios comparten emociones negativas (enojo, desagrado, rechazo) y comportamientos similares, como controlar su aspecto mirándose continuamente en un espejo o en selfies en el celular, y camuflando lo que consideran sus defectos.

En todas estas patologías las personas no son concientes de que su percepción corporal está distorsionada.

La depresión es común en las personas con trastorno dismórfico corporal y tienen una tasa más alta de suicidio e intentos de suicidio que quienes padecen trastornos alimentarios.

Aproximadamente el ochenta por ciento de las personas con trastorno dismórfico corporal experimentan ideas e intentos suicidas a lo largo de su vida, aun cuando logren modificar el rasgo corporal que rechazan, porque suelen desplazar su disgusto hacia otro rasgo sustituto.

Es decir que la obsesión por la imagen a menudo se traslada a otras partes del cuerpo.

Por ejemplo, si una persona rechaza la forma de su nariz y consigue cambiarla a su voluntad mediante una cirugía, generalmente a posteriori encuentra otro rasgo suyo que le provoca un nuevo rechazo.

Son personas que pueden llegar a hacerse muchos retoques cosméticos y quirúrgicos, y siempre encuentran algo más para modificar.

Señales de un trastorno dismórfico corporal

Dado que la mayoría de las personas nos ocupamos diariamente de nuestro aspecto personal y dedicamos algún tiempo a mejorar nuestra apariencia, no es fácil calibrar cuándo una sana preocupación se está volviendo problemática. Y esto es especialmente difícil para quienes tienen hijas e hijos adolescentes.

Algunos comportamientos alarmantes incluyen:

  • estar extremadamente preocupado por un defecto autopercibido pero que los demás no pueden ver;

  • comparar constantemente la apariencia propia con la de los demás;

  • controlar la apariencia propia de manera constante, ante espejos o cualquier superficie capaz de reflejar la imagen;

  • usar cierto tipo de ropa o maquillaje para disimular algún sector corporal en especial;

  • consultar constantemente a otras personas acerca de la forma en que se los ve;

  • buscar sucesivos tratamientos cosméticos o quirúrgicos;

  • hacer dietas y gimnasia excesiva.

Posibles causas y tratamiento del trastorno

Las causas posibles del trastorno dismórfico corporal incluyen:

  • factores genéticos;

  • burlas sufridas en la infancia;

  • maltrato infantil con acusaciones de incompetencia;

  • entorno familiar demasiado preocupado por la apariencia;

  • la exposición continua a los muy altos ideales de belleza y perfección que proponen en la actualidad los medios de comunicación.

También son muy importantes algunos rasgos de personalidad, como la baja autoestima, la excesiva sensibilidad a la crítica, la ansiedad social y el perfeccionismo.

Algunas investigaciones recientes sostienen que las personas con este trastorno pueden tener anomalías en el funcionamiento del cerebro.

Por ejemplo, un estudio encontró que las personas con trastorno dismórfico corporal, al igual que las anoréxicas, tienen un sesgo de procesamiento de información visual más enfocada en detalles en lugar de ver imágenes más amplias y generales.

El tratamiento puede incluir terapia cognitivo-conductual y medicamentos.

La terapia cognitiva conductual, ayuda a los pacientes a modificar los pensamientos y creencias intrusivos vinculados con la apariencia física, y a eliminar los comportamientos problemáticos asociados con la imagen corporal.

Los medicamentos más utilizados son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que pueden reducir o eliminar las distorsiones cognitivas, la depresión, la ansiedad, las creencias negativas y los comportamientos compulsivos.

También pueden aumentar los niveles de percepción y mejorar el funcionamiento diario.

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