El ejercicio en el tratamiento de la anorexia nerviosa

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Sabes, porque te lo han dicho hasta el cansancio, que el ejercicio físico representa salud y te hace sentir mejor.

En el caso de personas que padecen trastornos alimentarios, como las personas anoréxicas, con frecuencia el ejercicio es utilizado con el propósito de gastar calorías y adelgazar.

Pero recientes investigaciones han demostrado que el ejercicio puede ser un componente más en el tratamiento de pacientes anoréxicos, aunque se necesitan indicaciones muy precisas respecto de las circunstancias y el tipo de ejercicio a practicar.

Se ha demostrado que, en el caso de estos pacientes, el ejercicio mejora la satisfacción con la imagen corporal, facilita la ganancia de peso, aumenta la fuerza muscular, contribuye a revertir anomalías cardíacas secundarias a la patología, y mejora la calidad de vida.

Se están estudiando programas de actividad física e integración dietética para mejorar la restauración del tamaño y la función muscular en la anorexia nerviosa.

La alimentación, la restauración del peso y la recuperación del estado nutricional saludable son elementos clave en el tratamiento de la anorexia nerviosa.

Las proteínas, en particular, juegan un papel crucial en la regulación de la salud metabólica y la longevidad, y estudios recientes encontraron que el tamaño y la fuerza muscular predicen la calidad de vida y la mortalidad.

Sin embargo, los médicos involucrados en el manejo de los trastornos alimentarios han ignorado principalmente la restauración del tamaño y la función muscular.

Recuperación de la masa muscular en pacientes con anorexia nerviosa

Un reciente megaestudio realizó la revisión de once estudios que midieron la masa muscular en personas de bajo peso como consecuencia de anorexia nerviosa, y encontró que, en comparación con los controles, presentaban una reducción promedio del veinticuatro por ciento.

Luego del tratamiento que restauró el peso, los anoréxicos aún presentaron un tamaño muscular reducido del nueve por ciento, con respecto a los controles sanos.

Luego de veintisiete años de seguimiento, las personas con antecedentes de anorexia nerviosa presentan un doce por ciento menos de masa muscular comparados con los controles sanos de la misma edad.

Lo cual demostró que, aunque la alimentación había mejorado el peso y los pacientes habían superado su trastorno alimentario, la masa muscular no se había recuperado lo suficiente.

La restauración incompleta de la masa muscular y la mejora de la condición física después de la restauración del peso indican que la rehabilitación nutricional y la recuperación del peso son insuficientes per se para producir una restauración completa de la condición física en personas con anorexia nerviosa.

Es necesario introducir una rutina de ejercicios adecuados ya que en muchos casos puede ser una herramienta útil en la recuperación.

Pero también es importante tener en cuenta que cada equipo tratante debe diseñar un programa individual, adecuado para cada paciente, y apoyarse en profesionales que controlen contantemente la actividad física para lograr una intervención exitosa.

Un programa saludable de actividad física, en pacientes con condiciones médicas estables, tiene el potencial de mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas con anorexia nerviosa, aliviando también la discapacidad psicológica y social.

Los programas adecuados de actividad física también podrían mejorar el tratamiento de los trastornos alimentarios, tanto porque existe evidencia de que la actividad física afecta positivamente el tratamiento de la depresión y la ansiedad, dos condiciones comórbidas comunes de los trastornos alimentarios, como porque podría mejorar la mala condición física de esas personas.

Respecto al tipo de ejercicio, el de resistencia demostró aumento en la fuerza muscular, índice de masa corporal y porcentaje de grasa en pacientes con anorexia.

Por otro lado, el ejercicio aeróbico, disminuyó significativamente las conductas alimentarias patológicas.

En ambos casos los síntomas depresivos se redujeron.

Además, la inclusión de ejercicio saludable podría mejorar la sensación de bienestar de los pacientes y, si se implementa en forma de ejercicio social, podría ayudarlos a escapar del aislamiento, practicar la exposición corporal y facilitar la aceptación de los cambios en su forma y peso.

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