Tus emociones pueden sabotear tu éxito laboral

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Tal vez algunos días sientes que tu trabajo está afectando tu estado de ánimo porque debes pasar mucha horas en un ambiente estresante.

También puede suceder que un superior demasiado exigente te haga sentir disminuido en tu capacidad de trabajo, o inadecuado para desempeñar alguna función.

Todos alguna vez nos hemos quejado por el exceso de competitividad de nuestros compañeros de trabajo, la exigencia de los jefes, la carga de trabajo y otras situaciones desagradables generadas por el entorno.

Pero si ya has intentado otros lugares de trabajo y la insatisfacción se reitera, tal vez debas considerar que el problema no sólo depende de los demás, sino que alguna característica tuya puede estar provocando que tus buenas intenciones siempre fracasen.

Plantéate con qué predisposición vas a trabajar.

La ansiedad, tu competitividad exacerbada, los trastornos de atención, e incluso tu autoestima pueden estar saboteando tu desempeño y tus posibilidades de éxito.

No permitas que los problemas no resueltos arruinen tus oportunidades.

Y, aunque pueda resultarte raro, en muchos casos lo que puede ocurrir es que estés proyectando viejos problemas, que incluso pueden remontarse a tu infancia. Y no creas que este enfoque puede ser exageradamente psicoanalítico.

Muy a menudo, las personas arrastran viejas emociones, que mantienen ocultas porque les resultan desagradables, y cuando pueden reconocerlas comienzan a progresar en su relación laboral.

La dinámica familiar y el trabajo

Es muy probable que una persona que describe insatisfacción repetida o dificultades con sus superiores o compañeros en diversos trabajos, arrastre viejos problemas.

Por ejemplo, si en tu infancia has sentido que competías con tus hermanos por la atención de tus padres, es muy probable que en tu trabajo vivas compitiendo con tus compañeros por la consideración de tus jefes.

Esa actitud puede provocar que tus compañeros te nieguen su colaboración o incluso intenten desvalorizarte ante tus superiores.

Lo que sucede es que, en el caso tomado como ejemplo, quien se sintió desvalorizado o tuvo que ser muy competitivo en la infancia, tiende a seguir reaccionando de la misma manera, aún en la adultez, y en todas las situaciones de su vida.

La reacción podría decirse que se ha vuelto instintiva e incontrolable.

Una situación de ese tipo solamente puede ser superada tomando conciencia de que viejas heridas cristalizadas están aflorando constantemente, para obligar a repetir patrones de conducta que ya son inútiles.

La importancia de las emociones subyacentes

Muchas personas que fracasan en varios trabajos tienen la oportunidad de prosperar cuando exploran sus emociones ocultas.

La ansiedad, la depresión y el trastorno de atención también pueden provocar fracaso laboral.

Si te cuestionas a ti mismo por tus capacidades para desempeñar algún cargo o realizar determinadas tareas, probablemente fracases en el intento.

Si sientes que hablar frente a un grupo de personas se vuelve para ti una fuente de temor paralizante, te resultará muy difícil poder ser integrante de una mesa de trabajo en la cual cada participante debe exponer sus ideas, por más conocimientos que tengas sobre el tema.

Esa actitud afectará tu productividad y disminuirá la valuación que puedes obtener de parte de tus superiores para obtener, por ejemplo, una remuneración mejor o un ascenso.

Quienes padecen un trastorno por déficit de atención no identificado o tratado pueden correr el riesgo de tomar decisiones impulsivas en el trabajo con el consiguiente impacto negativo.

Y su falta de concentración puede dificultar su capacidad para estar atento a los detalles de una tarea, si esta se prolonga demasiado en el tiempo.

Si estás atravesando un cuadro depresivo pasajero, el pensamiento negativo, el estado de ánimo pesimista, la irritabilidad y la dificultad para tomar decisiones, que caracterizan a ese estado, pueden sabotear tu estrategia laboral.

Y también perjudicará tu relación con los compañeros de trabajo, que pueden considerarte un personaje insufrible.

En resumen, si fracasas continuamente en el trabajo, si tus relaciones laborales son siempre dificultosas y complicadas, si nunca alcanzas el éxito al que aspiras, tal vez sea oportuno que consideres recurrir a la ayuda de algún terapeuta que pueda reconocer las causas de tus fracasos y también esté capacitado para ayudarte a encontrar el trabajo que más se adecue a tus capacidades e intereses.

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