El ser transgénero según la nomenclatura actual, describe a personas que persistentemente buscan ser aceptados como miembros del sexo opuesto.

Desean cambiar sus caracteres sexuales primarios y/o secundarios a través de intervenciones médicas tanto hormonales como quirúrgicas para feminizarse o masculinizarse.

La discordancia entre el “sexo biológico” y el “sexo psicológico” les genera niveles de estrés muy elevados por su rechazo profundo al cuerpo del sexo anatómico que les fue asignado al nacer.

Este sentimiento de haber nacido en un cuerpo equivocado se denomina disforia de género

La terapia de reemplazo hormonal en los hombres trans consiste en el uso de testosterona sintética para lograr la reducción de los niveles de estrógenos que produce el cuerpo femenino y el aumento de los niveles de testosterona, hasta alcanzar los mismos niveles hormonales del rango fisiológico promedio de los hombres cisgénero, que son aquellos cuya identidad y expresión de género coincide con el sexo biológico.

Pero los hombres trans pueden tener hijos biológicos, aún después de haberse sometido a la terapia de reemplazo hormonal con testosterona, siempre y cuando hayan conservado el útero y los ovarios.

El primer hombre trans que logró dar a luz un hijo, post terapia de reemplazo hormonal, fue el escritor y activista Thomas Trace Beatie, quien lo hizo en el año 2008.

Testosterona y embarazo trans

En general los profesionales de la salud recomiendan la suspensión de la terapia con testosterona seis meses antes de intentar un embarazo o inmediatamente después de conocer el nuevo estado.

Si además se considera llevar adelante el amamantamiento del recién nacido, se recomienda continuar con la supresión del tratamiento hormonal hasta que se produzca el destete.

Pero esta indicación significa la suspensión de la testosterona durante al menos dos años, un período demasiado largo que a menudo suele ocasionar trastornos de desequilibrio psiciológico, como depresión, en el gestante.

Muchas personas transgénero y no binarias utilizan testosterona no solamente como parte del cuidado de su salud física sino también de su salud mental, dado que obtienen mejoras positivas que incluyen sentirse más tranquilos, equilibrados y completos.

De hecho, algunos pacientes deciden no suprimir totalmente la testosterona y utilizar, por cuenta propia, microdosis de esa hormona, con o sin el apoyo de su médico tratante.

Tal vez resultaría más conveniente la realización de más estudios que puedan determinar, con mayor certeza, cómo las distintas dosis de testosterona pueden afectar las etapas del embarazo y la lactancia , de manera de poder alcanzar un equilibrio entre el bienestar de los hijos y el de los padres trans.