Los miedos masculinos en la relación sexual

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Aunque pueda parecer que los hombres tienen todo el poder en una relación sexual con una mujer, muchos suelen no sentirse poderosos y, por el contrario, temen no estar a la altura de las exigencias y expectativas de sus parejas.

Especialmente en el caso de que la relación sea ocasional, hecho bastante frecuente en los últimos tiempos.

Sin embargo los hombres logran ocultar tan bien sus miedos a las mujeres que ni sus esposas ni sis amantes se enteran de lo asustados que pueden estar.

Los hombres esconden sus miedos porque se les enseña que los hombres de verdad no se asustan, y que si se asustan, nunca deben decírselo a nadie porque perderían el respeto y estarían en desventaja competitiva con otros hombres.

Los tabúes de la sexualidad masculina

Los tabúes y prejuicios vinculados con el sexo perjudican el lado más íntimo y erótico, tanto en los hombres como en las mujeres.

Pero suele suceder que resultan menos visibles en el hombre porque, como ya dijimos, ellos sienten que si manifiestan sus debilidades, su masculinidad será puesta en duda.

Desde la famosa frase “los niños no pueden ser débiles, porque eso es de mujeres”, con la que han sido educados casi todos los hombres hasta tiempos muy recientes, hasta otra frase que recuerda que “el tamaño es lo que importa”, muchos hombres pueden sentirse extremadamente exigidos y no disfrutar plenamente de lo que debería ser uno de los momentos más placenteros de la vida.

Los hombres también consideran que son los que tienen que llevar el control en la relación sexual, estar siempre dispuestos, ser quienes inician los escarceos previos, y lograr satisfacer plenamente a la mujer, sin fallar ni una sola vez.

Y en la actualidad muchas veces se sienten totalmente desorientados porque las mujeres han comenzado a manifestar qué desean realmente, y en muchos casos también llevan la delantera en cuanto a proponer mantener relaciones.

El miedo a las mujeres, sin embargo, es algo arcaico.

A lo largo de la historia, los hombres han temido lo misterioso de las mujeres.

Muchas culturas tienen tabúes relacionados con la menstruación y con el acto de parir.

En las culturas primitivas el embarazo y el parto resultan algo incomprensible.

Como además sólo puede sucederle a las mujeres, y no se establece una relación entre el coito y el embarazo, todo es considerado una especie de acto de brujería que conlleva una superioridad suprema... y, por supuesto, peligrosa.

Muchas culturas en todo el mundo tienen alguna historia, imagen o símbolo de una vagina con dientes (vagina dentata) de manera que se considera que las relaciones sexuales puedan provocar daño al miembro masculino y quitarle al hombre su potencia.

Y aún hasta hace relativamente pocos años, se consideraba que los atletas y los jugadores de fútbol debían concentrarse antes de participar en una competencia importante, aislándose de sus esposas, para poder conservar la energía necesaria para un buen desempeño deportivo.

Los miedos en la intimidad

Es mucho más fácil para los hombres ocultar sus temores hacia las mujeres en las actividades sociales que en su vida privada cuando son más abiertamente ellos mismos y se sienten más expuestos.

Como resultado, los miedos se manifiestan de manera muy diferente en la intimidad.

A continuación mencionamos los miedos más comunes.

El miedo a no gustar. Naturalmente, es más intenso en una primera cita que en una relación estable. Este miedo es compartido con las mujeres. Para ambos miembros de la pareja el hecho de ser deseado por el otro forma parte de los fundamentos de la identidad.

El miedo al rechazo. También es más intenso en una primera cita, especialmente si la mujer es una persona de carácter fuerte, muy segura de sí misma o exitosa en su vida profesional o laboral.

El miedo a un mal desempeño. En muchos casos el hombre llega al acto sexual tenso, pendiente de no “fallar”. El resultado siempre es una intensa pérdida de la espontaneidad, una carencia de placer y, por lo tanto, un déficit seguro en la calidad de la erección. Lo que suele denominarse una profecía autocumplida.

El miedo a no rendir lo suficiente. Afecta con mayor frecuencia a personas de edad madura (a partir de los cincuenta años), especialmente si la relación se establece con una persona más joven. En este sentido ahora los hombres tienen una ayuda extra con el sildenafil.

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