Comemos bichos aunque no lo sepamos

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Estamos acostumbrados a escuchar que la ganadería está contribuyendo poderosamente a provocar el cambio climático porque limita la capacidad regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido de carbono (gas de efecto invernadero) que el ser humano genera sobre todo con el transporte y la industria.

De manera que es muy posible que nuestra forma de alimentarnos esté destruyendo el planeta.

En un intento por mitigar los daños, ecologistas y profesionales de la cocina se han unido para encontrar opciones proteicas sostenibles y coinciden en proponer una alternativa sorprendente al consumo de la carne tradicional: los insectos.

Una alimentación ecológica

Los insectos pueden ser una alternativa ecológica a otras proteínas animales porque requieren menos tierra y agua para criarse.

En muchos países orientales y también en algunos americanos, como Méjico y Perú, es común el consumo de insectos en las comidas.

Pero en Occidente las personas sienten una especial aversión a comer “bichos”.

Descubrir cómo hacer que los alimentos a base de insectos sean más atractivos podría ser clave para hacerlos más populares y conseguir que la población mundial los acepte alegremente.

En Suiza, por ejemplo, parece que las hamburguesas preparadas con harina de insectos son muy exitosas.

Por lo demás la realidad es que, aunque probablemente sea desconocido para muchos, hace siglos que se consumen alimentos en cuya composición se incluye un colorante rojo: el carmín.

Ese colorante se ha obtenido, desde tiempos remotos, triturando cochinillas.

La cochinilla es un insecto cuyo productor más importante en la actualidad es Perú.

No solamente se lo utiliza en casi todos los alimentos que incluyen una coloración roja o rosada, sino también para la fabricación de productos cosméticos, como los labiales.

El carmín como aditivo es un producto natural descubierto y utilizado por las culturas maya y azteca hace varios siglos. Y es mucho más saludable que otros colorantes de alimentos hechos a partir de carbón o derivados del petróleo.

El carmín es un colorante tan valioso que, en la actualidad, muchas empresas fabricantes de productos alimenticios están considerando reemplazarlo por otras fuentes naturales (remolacha o frutos rojos, por ejemplo) que resulten menos costosas, dado que su precio se ha elevado muchísimo en los últimos años.

Atención con los condimentos

Una reciente investigación llevada a cabo por un agricultor de insectos, lo alentó a crear una empresa en Eugene, Oregon (USA), llamada Planet Bugs, con la finalidad de fabricar productos alimenticios a base de insectos.

Su primera experiencia fue la elaboración de un condimento a base de gusanos de la harina que, cocidos, procesados y con el agregado de un poco de azúcar, produce un aroma muy apetitoso, similar al de la carne.

En los Estados Unidos la población no parece, de momento, muy proclive a ingerir insectos enteros, aunque se le ofrezcan cocidos.

Y este investigador consideró que tal vez ofreciendo insectos pulverizados podría ser una manera de ir logrando que la gente considerara que los insectos pueden ser una fuente proteica de sabor agradable, tal vez más económica y, sin duda, mucho más amigable con el medio ambiente.

Por su parte, una cadena de supermercados internacional ha lanzado en España una línea de productos dirigida a personas que cuidan su alimentación, como profesionales del fitness o deportistas, que incluye varios alimentos elaborados con insectos.

Los productos, a base de grillos y gusanos, están elaborados íntegramente en Europa, con un procesado manual y con ingredientes procedentes de la agricultura ecológica.

Incluyen barritas energéticas, snacks, aperitivos, pasta y granolas.

Insectos comestibles más consumidos en el mundo

En el mundo se consumen más de mil novecientas especies de insectos comestibles, y a la cabeza de las preferencias están los escarabajos, las orugas, las abejas, las avispas y las hormigas.

Por si alguien siente la tentación de probar alguna delicatessen, aquí están los insectos preferidos por el mundo.

Suelen ofrecerse a modo de aperitivo o bien en puestos callejeros, pero también pueden ser degustados en los mejores restaurantes de comidas típicas.

Méjico. Chapulines y gusano del ágave. Son consumidos generalmente fritos o guisadoss y acompañados por salsas picantes.

Colombia. Hormigas culonas. Son pequeñas y se consumen como aperitivo.

Perú. Larvas de suri, una especie de gusano, asadas, y siqui sapa, una especie de hormiga que es disecada y luego frita.

África subsahariana. Escarabajo comestible.

Tailandia. Grillo doméstico. Se sirve frito, como snack.

Un canal de televisión internacional ya se ha encargado de divulgar esta opción alimentaria, que tal vez constituya nuestra comida habitual en los años próximos. Y que ya consumimos, en muchos casos sin siquiera saberlo.

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