Si el nivel de agua en tu sangre disminuye, que es lo que ocurre en el caso de la deshidratación, en la sangre se produce una mayor concentración de glucosa.

La deshidratación implica que tu cuerpo pierde una mayor cantidad de agua que la que ingieres.

De manera que debes estar siempre atento a algunos síntomas que pueden indicarte que estás deshidratado, además de la sensación de sed.

Los síntomas incluyen: labios y piel seca, cansancio, dolor de cabeza, mareos, orina oscura, calambres musculares, hipotensión e incluso desmayos.

Causas comunes de deshidratación

Entre las causas comunes de deshidratación se pueden incluir las siguientes:

• traspiración excesiva, ya sea provocada por el calor, el ejercicio o por lesiones graves de la piel, como quemaduras extensas

• exceso de medicamentos diuréticos

• enfermedad renal

• vómitos

• diarreas

• abuso de medicamentos laxantes

• deterioro del mecanismo de sed, que es frecuente en las personas de edad avanzada

• hipertiroidismo severo

• condiciones médicas como el asma, la pancreatitis y la septicemia, entre otras

Deshidratación e hiperglucemia

La hiperglucemia es el término técnico con el que se designa a los niveles altos de azúcar en la sangre.

Cuando una persona tiene deshidratación, la cantidad de agua en su torrente sanguíneo disminuye, provocando una mayor concentración de azúcar en la sangre.

Esto no significa que haya más azúcar en el torrente sanguíneo, sino que la relación entre el azúcar en la sangre y el agua ha aumentado.

La deshidratación puede causar picos leves y significativos en los niveles de azúcar en la sangre. Si provoca un aumento más significativo, puede provocar hiperglucemia.

A su vez, la hiperglucemia puede afectar a la hidratación de una persona con diabetes tipo 1.

Un estudio, realizado en el año 2018, sostuvo que, durante el ejercicio, las personas con diabetes tipo 1 pueden tener un mayor riesgo de deshidratación que aquellas que no tienen la afección.

Esto puede ocurrir debido a una combinación de pérdida de líquidos, por el sudor, y aumento de la producción de orina relacionada con la diabetes tipo 1.

De manera que es particularmente importante que quienes padecen diabetes tipo 1 controlen sus niveles de azúcar en sangre cuando hacen ejercicio, se encuentrn en climas más cálidos y cuando están enfermas.

Si una persona tiene hiperglucemia durante mucho tiempo y no la trata, puede desarrollar cetoacidosis diabética, una complicación potencialmente mortal, en la que el cuerpo comienza a descomponer las grasas demasiado rápido.

La cetoacidosis diabética se produce cuando el cuerpo no segrega suficiente hormona insulina o si las células dejan de responder a ella.

Sin insulina, el cuerpo no puede usar el azúcar en la sangre como combustible. Esto significa que, en cambio, descompone la grasa en ácidos llamados cetonas para obtener energía, lo cual hace que la sangre se vuelva ácida.

Si una persona presenta los siguientes síntomas de cetoacidosis diabética, debe consultar inmediatamente a un médico:

• dificultad para respirar

• aliento con olor frutado

• náuseas y vómitos

• boca muy seca

Cómo prevenir la deshidratación

La clave para prevenir la deshidratación es tomar una suficiente cantidad de líquidos, preferentemente agua.

Es necesario tomar suficiente cantidad de agua todos los días, y durante todo el día.

Pero no todas las personas necesitan la misma cantidad de agua.

Todo depende de la contextura física, la actividad, la temperatura ambiente, la existencia o no de enfermedades preexistentes, y otros factores. De manera que lo mejor es consultar con un profesional de la salud para saber cuánto debes beber, como mínimo, por día.

Evita las bebidas que contengan azúcar, cafeína y alcohol, especialmente en los días muy calurosos.

En caso de haber perdido mucho líquido corporal, sea por un exceso de ejercicio o de trabajo, o por haber estado sometido a temperaturas elevadas durante varias horas, puede ser de utilidad consumir alguna bebida isotónica, pero siempre con precaución.