Perdonar para sanar pero...¿cómo?

Todos hemos sentido alguna vez que nos han herido en lo más profundo de nuestros sentimientos. Todos alguna vez nos preguntamos por qué esa persona que era tan importante en nuestra vida nos engañó.

Y también hemos pensado que no valía la pena sumirnos en la angustia y el resentimiento, porque eso era perder el tiempo y las cosas del pasado no tienen solución.

Pero olvidar lo ocurrido y cerrar una relación no resulta tan fácil.

Nos dicen que debemos olvidar y, en muchos casos, nos aconsejan perdonar a la persona que nos ha herido y dejar que la vida fluya libremente, sin condicionamientos previos.

Pero decirlo es muy fácil y lograrlo no lo es tanto.

Sin embargo perdonar es posible. Aunque no sea sinónimo de olvidar.

Decidir que queremos perdonar

Esto sería lo que debemos hacer en primer lugar.

Tratemos de analizar qué comportamientos de la otra persona nos lastimaron emocionalmente.

Para poder perdonar al otro cuando la relación finalmente llega a su, en realidad, muy preanunciado final, deberíamos hacernos cargo también de nuestros propios errores.

Esto implica hacernos cargo de nuestra parte de complicidad en el engaño, porque es muy probable que en algún momento esa persona haya sido idealizada por nosotros, atribuyéndole valores que en realidad no tenía.

Todos tendemos a idealizar a las personas con las que establecemos relaciones intensas, sean de amistad o de enamoramiento.

En nuestro afán por seguir adelante con una relación tendemos a tratar de ignorar los aspectos que podemos considerar negativos en la persona elegida, y tratamos de seguir adelante aunque percibamos que la relación se hace cada vez más dificultosa.

Ser concientes de que perdonar mejorará nuestras vidas

Analicemos también las características de la persona con la cual establecimos esa relación fallida.

Consideremos su historia personal y tratemos de ver por qué actuó de determinada manera y la razón que la llevó a relacionarse con nosotros.

Tengamos en cuenta que todos tenemos muchos aspectos positivos… incluso esa persona tan malvada a la que nos proponemos perdonar.

Ese aprendizaje nos permitirá establecer, a futuro, relaciones de mejor calidad porque la persona que tanto nos ha herido nos ha enseñado a valorar más nuestra identidad.

Aceptar que el perdón nos ayudó a ser mejores personas

Porque tambiém el duro, y tal vez largo, proceso de perdonar nos brinda una enseñanza aún más virtuosa.

Darnos cuenta de que no somos tan perfectos y poderosos como para poder cambiar todo lo que no nos agrada de los demás y lograr esa relación perfecta que siempre soñamos.

Solamente podemos cambiarnos a nosotros mismos, pero es imposible lograr que los demás se transformen a nuestra total voluntad y satisfacción.

Consideremos el lado positivo de la fallida experiencia y entonces estaremos en el camino del perdón.

Dejemos de rumiar nuestras penas.

No transformemos el dolor en sufrimiento y tratemos de ver qué características de la experiencia vivida nos han resultado más negativas.

Pero también aprendamos a valorar que nos ha llevado a ser personas más sabias… y también más alertas a las señales a tener en cuenta en futuras relaciones.

Y tal vez incluso podamos dar las gracias por esa fallida relación y comenzar una vida diferente, plena de lucidez y menos propensa a las equivocaciones.

Entonces estaremos en el camino del perdón y, lo más importante, de la sanación física y espiritual.

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