Si luego del almuerzo o en medio de una jornada laboral prolongada te sientes somnoliento o necesitas relajarte, sueles pensar en tomar una siesta.

Sin embargo, dormir en un mal momento del día o demasiado tiempo, según una reciente investigación, puede tener un efecto perjudicial en tu salud.

Según concluyeron los investigadores, las siestas que duran más de treinta minutos estám relacionadas con riesgos de obesidad y síndrome metabólico.

Cómo saber si necesitas una siesta

Todos sabemos que dormir demasiado o no dormir lo suficiente está relacionado con peores resultados de salud en general.

Si durante la jornada laboral sientes fatiga repentina o somnolencia inesperada, o sabes que tu turno de trabajo va a ser más largo de lo habitual y tal vez pueda obligarte a perder horas de sueño, tal vez debas considerar la posibilidad de hacer una siesta.

Pero siempre debes considerar que las siestas también pueden tener efectos negativos casi inmediatos, entre ellos aturdimiento y falta de reacciones rápidas al despertar, por una natural inercia del sueño.

Y si, por desgracia, sufres habitualmente de insomnio o mala calidad del sueño nocturno, dormir la siesta puede empeorar la situación.

Sin embargo, todos sabemos también que en muchos países latinoamericanos y en España, por ejemplo, la siesta es una costumbre bastante frecuente.

Para un adulto sano, una siesta puede tener algunos beneficios, entre ellos:

• Mejorar el humor

• Aportar un momento de relajación de la tensión diaria

• Menor sensación de cansancio

• Memoria más aguda

• Mayor estado de alerta

• Facilita el aprendizaje

• Estimula la creatividad

• Tiempo de reacción más rápido, especialmente para quienes realizan tareas de riesgo

Sí a las siestas breves

Un grupo multinacional de investigadores publicó recientemente el resultado de un estudio que se centró en la duración de la siesta y su relación con la salud metabólica.

Y llegó a la conclusión de que una siesta prolongada, que dure más de treinta minutos, se relaciona con aumentos en los siguientes indicadores de peor salud: un índice de masa corporal (IMC) más alto, mayores niveles de glucosa en sangre en ayunas, y niveles más altos de presión arterial.

El estudio involucró a más de tres mil adultos con una edad promedio de cuarenta y un años.

Los investigadores encontraron que quienes tomaban siestas de más de media hora presentaron un aumento del 2,1 por ciento en su IMC y una puntuación más alta de síntomas del síndrome metabólico en un 8,1 por ciento.

Al relacionar esos datos con los factores del estilo de vida, los investigadores encontraron que quienes habitualmente tomaban una siesta larga una vez a la semana, también eran más propensos a fumar, comer, dormir y participar en actividades físicas más tarde en el día.

En conclusión, si necesitas tomar una siesta, aprovecha al máximo sus beneficios y reduce sus posibles complicaciones.

Para disfrutar de las ventajas que puede ofrecerte, considera tener en cuenta algunos consejos que pueden proporcionarte el descanso perfecto.

Horario. El más adecuado sería antes de las tres de la tarde, para evitar que interfiera con el sueño nocturno. Varios estudios estimaron que el período de mayor somnolencia se produce habitualmente entre las dos y las cuatro de la tarde.

Además, los ritmos circadianos sufren una caída precisamente entre las tres y las cinco de la tarde.

Lugar. Es fundamental encontrar un lugar cómodo, con una temperatura agradable, un ambiente tranquilo, con poco ruido y poca luz.

Si tomas la siesta luego de comer y padeces reflujo trata de descansar en un sillón y no en la cama, porque los síntomas de problemas digestivos aumentan en posición horizontal.

Duración. Trata de tomar siestas de veinte minutos o, como máximo, media hora.

Si necesitas dormir más y tu sueño nocturno es normal, podrías estar sufriendo algún trastorno del sueño, depresión u otra enfermedad, y deberías consultar con un profesional de la salud.

Y una última recomendación. Después de la siesta, date tiempo para despejarte antes de reanudar tus actividades, en especial las que requieran una respuesta rápida o aguda.