Opioides para el dolor crónico y suicidio

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Un estudio recientemente publicado encontró que las tasas de prescripción de opioides pueden estar relacionadas con las muertes por suicidio.

El estudio se difundió cuando las sobredosis relacionadas con los opioides han alcanzado niveles récord en los Estados Unidos.

Qué son los opioides

Los opioides son un tipo de medicamentos narcóticos que incluyen algunos analgésicos fuertes recetados para el dolor después de una cirugía, dolores severos debidos a enfermedades como el cáncer, y para el dolor crónico.

Cuando los opioides se distribuyen por la sangre y se unen a los receptores de opioides en las neuronas cerebrales, las células liberan señales que amortiguan la percepción del dolor y aumentan la sensación de placer.

Los opioides recetados con mayor frecuencia incluyen el tramadol, la oxicodona, la hidrocodona y el fentanilo.

También es un opioide la heroína, una droga ilegal.

En general, los opioides recetados para aliviar el dolor son seguros, si se toman por un tiempo corto y según lo indicado por el médico.

Sin embargo, quienes los toman corren el riesgo de dependencia, adicción y sobredosis.

En dosis más bajas, los opioides pueden producir somnolencia, pero las dosis más altas pueden disminuir la frecuencia cardíaca y respiratoria, lo que podría causar la muerte.

Además, debido a la sensación de placer que provoca tomar opioides, es posible que el paciente quiera seguir experimentando esa sensación, lo que puede causar adicción.

Lo ideal es limitar su uso durante el menor tiempo posible, y hasta entre tres o cuatro meses, a menos que el médico tratante indique un uso más prolongado.

La sobredosis de opioides es un riesgo grave para quienes consumen medicamentos narcóticos durante un tiempo prolongado.

Por esta razón es importante que el profesional que los receta le enseñe al paciente y al grupo familiar cómo responder en caso de sobredosis, porque hay un medicamento (naloxeno) que puede evitar consecuencias fatales.

Resultados del estudio

El estudio recientemente publicado encontró que en áreas donde las recetas de opioides han disminuido, las tasas de suicidio descendieron, y alertó a los profesionales de la salud a comprender los riesgos de seguridad de los opioides y empezar a considerar la manera de recetarlos de manera más segura y juiciosa.

Se ha demostrado la importancia de que los profesionales de la salud consideren si se puede lograr un alivio adecuado del dolor con intervenciones que no involucren este tipo de medicamentos.

La investigación se centró en tendencias obtenidas de las estadísticas de mortalidad del Centro Nacional de Estadísticas de Salud, entre 2009 y 2017.

Y concluyó que las tasas de muertes por suicidio habían disminuido al mismo tiempo que la cantidad de recetas para utilización de opioides a largo plazo.

Es sabido que el dolor crónico conlleva el riesgo de suicidio.

Sin la esperanza de un control estable del dolor que le permita a los pacientes un mejor nivel de funcionamiento y una mejor calidad de vida, muchas personas desarrollan distintos problemas de salud mental.

Los investigadores concluyeron que es necesario que los médicos tratantes dediquen más tiempo y recursos a otras terapias intervencionistas, e incluso a las cirugías mínimamente invasivas, para solucionar los problemas subyacentes al dolor, en lugar de limitarse a recetar un medicamento que puede ser riesgoso y que no logra erradicar la causa del dolor.

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