La epilepsia es un trastorno neurológico en el que la actividad del cerebro es anormal, lo que provoca convulsiones o períodos de comportamiento inusuales, sensaciones y, en algunos casos, pérdida de la conciencia.

Es un trastorno que afecta por igual a hombres y mujeres de todas las razas, orígenes étnicos y edades.

La epilepsia ocurre cuando los cambios en el tejido cerebral hacen que el cerebro esté demasiado excitable y envíe señales anormales que son las que provocan convulsiones repetitivas.

Esto es importante destacarlo, porque en muchas ocasiones una persona puede sufrir una convulsión pero, si es un fenómeno aislado, no implica que esa persona sea epiléptica.

Causas

Las causas de epilepsia son muy variadas, pero las más comunes son:

• Lesión cerebral traumática

• Lesión cerebral que ocurre durante o cerca del momento del nacimiento

• Tumor cerebral

• Trastornos congénitos (epilepsia hereditaria)

• Accidente cerebrovascular

• Alzheimer

• Meningitis, encefalitis y VIH/sida

• Anomalía cerebral congénita

• Fenilcetonuria

Síntomas

Los síntomas pueden ser muy variables: simples episodios de ausencias, temblores violentos y pérdida de la lucidez mental.

El tipo de convulsión depende de la parte del cerebro afectada.

Las ausencias incluyen convulsiones que involucran un cambio en el comportamiento, sin cambios en el movimiento motor (episodios de mirada fija). Pueden ocurrir junto con convulsiones generalizadas.

Las convulsiones focales pueden ocurrir sin cambios en la conciencia.

Estas convulsiones pueden extenderse a todo el cerebro.

Las convulsiones tonicoclónicas generalizadas comprometen ambos lados del cerebro y causan alteración de la conciencia. Los movimientos anormales involucran todo el cuerpo y pueden ir acompañados por la pérdida del control de esfínteres.

Tratamientos

La variedad de tratamientos se ha ampliado notoriamente en los últimos años, con repercusiones trascendentales y significativas en la vida de los pacientes.

Algunas personas necesitan tratamiento de por vida para controlar las convulsiones, pero otras dejan de padecerlas e incluso algunos niños con epilepsia superan la afección cuando crecen.

El tratamiento con medicamentos ha mejorado mucho y sigue siendo la forma más común de tratar la epilepsia, ya que puede controlar las convulsiones en la mayoría de los casos.

Si el paciente no mejora después de haber probado dos o tres medicamentos anticonvulsivos, la epilepsia es catalogada como resistente al tratamiento.

En esos casos puede aplicarse cirugía a cerebro abierto para extirpar las células cerebrales anormales que causan las convulsiones.

Pero en los últimos años se han desarrollado nuevas opciones de invasión mínima.

A continuación se enumeran algunos de los tratamientos más recientes.

Estimulación cerebral profunda. Se coloca un dispositivo permanente en una zona muy profunda del cerebro, el cual libera señales eléctricas programadas regularmente que alteran la actividad que provoca la convulsión.

Este procedimiento se realiza a través de imágenes por resonancia magnética. El generador que envía el impulso eléctrico se implanta en el pecho.

Neuroestimulación receptiva.Se usan dispositivos implantables colocados en la cabeza, parecidos a un marcapasos, que pueden ayudar a reducir en gran medida la frecuencia de las convulsiones.

Estos dispositivos analizan los patrones de actividad del cerebro para detectar las convulsiones y envían una descarga eléctrica o un medicamento que las detiene.

Terapia térmica intersticial inducida por láser. Utiliza un láser para marcar de manera precisa la porción de tejido cerebral que se extirpará para evitar las convulsiones.

Es mucho menos invasiva que la cirugía. El láser se guía con imágenes por resonancia magnética.

Cirugía de invasión mínima.La ecografía focalizada, guiada por imágenes por resonancia magnética, trata las convulsiones con menos riesgos que la cirugía a cerebro abierto tradicional.

Los especialistas sugieren que el uso de la inteligencia artificial de aprendizaje automático brindará un gran aporte a los neurólogos y neurocirujanos para seguir mejorando las opciones de tratamiento y los resultados, con una extracción menor de tejido cerebral e incluso con la administración de medicamentos aplicados directamente en la zona que provoca las crisis.