Los murciélagos fueron el tema de conversación de buena parte de la población mundial como consecuencia de la aparición de la epidemia causada por el SARS-CoV-2 que provocó el brote de COVID-19, originalmente en China.

En los primeros días del año 2020, las agencias de noticias divulgaron una información de que la enfermedad, cuyos primeros casos aparecieron en la ciudad china de Wujan, podía haber tenido su origen en el consumo de carne de murciélagos contaminados.

Esta falsa suposición tuvo su origen en un análisis de la estructura genética del nuevo virus SARS-CoV-2 que mostró similitud con un coronavirus (CoV-RaTG1) encontrado en 2013 en murciélagos del sur de China.

La realidad en que los murciélagos conviven habitualmente con una gran variedad de gérmenes patógenos que, por razones que aún la ciencia ignora, parecen no perjudicar su salud.

En la actualidad varios grupos de investigadores están tratando de examinar los sistemas inmunológicos de algunas especies de murciélagos, para descubrir cómo responden a una infección, y con la esperanza de ayudar a prevenir próximos brotes en humanos.

Los murciélagos y su misterioso sistema inmunológico

Se cree que los murciélagos son la fuente de varios brotes virales catastróficos en humanos.

El sistema inmunológico de los murciélagos, y su capacidad para tolerar virus que son mortales para las personas y otros mamíferos, como el Ebola, la rabia, el marburgo, y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), se ha convertido en el centro de interés de la comunidad científica internacional.

En un simposio organizado recientemente en los Estados Unidos, hubo un treinta por ciento más de participantes en comparación con el mismo evento organizado antes de la pandemia de COVID-19.

Y tanto en China como en Estados Unidos ya se han anunciado fondos especiales para la investigación de virus y murciélagos.

Se espera que, en un futuro, estas investigaciones permitan evitar que los virus se propaguen a los humanos, y también que conduzcan a tratamientos para combatir posibles nuevas infecciones.

El entusiasmo generado por todas estas investigaciones ha llevado incluso a que una empresa privada haya logrado recaudar cien millones de dólares en fondos de capital de riesgo, con la esperanza de utilizar los conocimientos adquiridos en la investigación sobre murciélagos para desarrollar terapias para variadas afecciones, incluidos el cáncer, la inflamación y el envejecimiento.

Cómo viven los murciélagos de experimentación

Los murciélagos se han convertido en un recurso precioso para los investigadores, y son tratados en consecuencia.

En la colonia establecida en el laboratorio de la Facultad de Medicina Duke-NUS, en Singapur, tanto la dieta como el entorno de los murciélagos han sido modificados para mantenerlos sanos, limpios y cómodos.

La dieta incluye melón, papaya y mango frescos picados, leche en polvo y un líquido dulzón que les ayuda a hidratarse.

Los murciélagos viven en jaulas, a oscuras, en grupos de veinticinco para simular con la mayor precisión posible su vida en colonias, en la naturaleza. Con una diferencia. Ya se han acostumbrado a la circulación de gente en su alrededor.

Estas colonias son costosas de mantener; los murciélagos tienen embarazos más largos y menos crías que los ratones de laboratorio.

Y los investigadores todavía no saben lo suficiente respecto de sus preferencias de descanso y otros hábitos de vida.

Algunos investigadores también están estudiando el vínculo entre la respuesta inmunitaria de los murciélagos y su ecología para comprender mejor cuándo y dónde propagan los virus y el riesgo de contagio a otros animales.

Este trabajo seguramente podrá brindar información sobre los factores ambientales que ponen a los murciélagos bajo estrés, aumentando el riesgo de contagio.