La melatonina puede retrasar el envejecimiento

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Hace ya mucho tiempo que sabemos que la melatonina tiene un papel fundamental en el reloj biológico humano.

Ahora también sabemos que podría estar jugando un papel más que destacado en las mitocondrias de cada célula.

En la actualidad, el cambio poblacional se caracteriza por un incremento en la expectativa de vida humana.

El envejecimiento, como proceso fisiológico, lleva a un deterioro de nuestras facultades físicas y cognitivas, y esa es la base sobre la que descansan el resto de las enfermedades que, como las metabólicas, cardiovasculares, neurodegenerativas y cáncer, entre otras, empeoran la calidad de vida reduciendo las perspectivas del estado de salud de la persona mayor.

Edad y ritmos biológicos

La edad se acompaña de alteraciones de los ritmos biológicos, y la pérdida del ritmo sueño/vigilia, no es un mero síntoma sino que refleja la alteración de las estructuras que controlan los ritmos circadianos, que son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de veinticuatro horas.

Por lo tanto, la alteración del sueño es el reflejo de la alteración del reloj biológico central, y afecta a muchos otros ritmos, incluyendo los ritmos metabólicos, endocrinos, de neurotransmisores cerebrales, entre otros.

Si el envejecimiento conlleva la alteración del reloj biológico, repararlo es una de las medidas que debe tomar la medicina antienvejecimiento.

El reloj biológico es una estructura que comprende unas veinte mil neuronas, localizada en el hipotálamo, cuya función está regulada por la alternancia de luz y oscuridad, y que se encarga de poner en marcha los ritmos biológicos del organismo.

Además, el reloj biológico regula la producción de melatonina, una hormona secretada por la glándula pineal, localizada en el centro del cerebro, que se libera a la sangre y al líquido cefalorraquídeo por la noche, alcanzando su máximo entre las dos y las cuatro de la madrugada.

Con la edad, el reloj biológico se va deteriorando por múltiples causas: desgaste celular, contaminación electromágnética y uso de algunos medicamentos.

Cuando el reloj biológico se deteriora lo lógico es restablecer su función mediante una serie de medidas dirigidas a resincronizarlo.

Entre estas medidas se encuentra el exponerse a la luz solar, hacer ejercicios en lugares abiertos, utilizar luces cálidas a partir del atardecer, evitar el uso de dispositivos electrónicos varias horas antes de acostarse, y cenar temprano (alrededor de las ocho de la noche).

Melatonina para trastornos del sueño

Se ha comprobado científicamente que el uso de medicamentos inductores del sueño, incluídas las muy utilizadas benzodiazepinas, para tratar los trastornos del sueño solamente logran alterar más el reloj biológico.

La melatonina, en cambio, actúa como un cronobiótico, es decir que es un regulador de los ritmos biológicos.

Por esa razón, no solamente puede ser utilizada en los trastornos de sueño sino también en el jet-lag, trastorno que se produce cuando se realizan vuelos transatlánticos, y en el síndrome afectivo estacional, que provoca cambios en el estado de ánimo que acompañan a los cambios estacionales.

Los efectos cronobióticos de la melatonina se alcanzan con dosis bajas, normalmente inferiores a los diez miligramos.

Otros efectos de la melatonina

Más recientemente, se comprobó que todos los órganos y tejidos del organismo producen la llamada melatonina extrapineal, que es utilizada como defensa ante el estrés oxidativo que se transforma en radicales libres durante el metabolismo.

Los radicales libres se van acumulando con la edad y son causa del envejecimiento y de la inflamación, que conduce a la muerte celular y a la aparición de las enfermedades degenerativas propias del incremento de la edad.

La melatonina extrapineal se produce en las células para combatir esos tres condicionantes del daño celular.

La melatonina es el más potente antioxidante que tiene el organismo; un potente antiinflamatorio, y un estimulador que genera energía y aumenta la capacidad defensiva de las células.

Conforme se eleva el estrés oxidativo y la inflamación, la célula produce melatonina para contrarrestarlos; pero en esta lucha se consume melatonina, lo cual, junto con la propia reducción de la producción de melatonina por la edad, conduce a un desequilibrio que favorece el envejecimiento.

La melatonina de administración exógena tiene las mismas potentes propiedades que la endógena pero, para que llegue al interior de la célula en concentraciones suficientes, las dosis deben ser mucho mayores que las utilizadas para tratar la alteración de los ritmos circadianos.

Dosis de cien y trescientos miligramos de melatonina han sido referidas como excelentes por su efecto antioxidante y antiinflamatorio, sin ningún efecto secundario indeseable.

Es importante destacar que la melatonina normalmente no presenta interacciones con otros medicamentos.

Pero por supuesto, en los casos de dosis elevadas se debe recurrir a la prescripción de un profesional de la salud que evaluará, en cada paciente, la dosis más adecuada para su necesidad.

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