La importancia de controlar la ira
A menudo experimentamos situaciones desafiantes o frustraciones que nos provocan ira.
La ira es una emoción común, y puede ser hasta saludable si se expresa de manera adecuada. Pero puede ser peligrosa si se expresa de manera incontrolable.
Es importante que aprendas a expresar tu ira de maneras más saludables, canalizándola de manera no violenta y no amenazante, sin suprimirla.
Efectos de la ira en tu cuerpo
La ira es una emoción común que se siente en respuesta al estrés, y que puede ser perjudicial para tu salud física y mental.
Cuando tu cerebro experimenta ira, el cuerpo responde aumentando la presión arterial y la frecuencia cardíaca. También se desequilibra tu sistema inmunológico.
Es posible que experimentes un aumento en los niveles hormonales, lo que lleva a una inesperada ráfaga de energía.
Si la ira implota, es decir si no tiene una manifestación hacia el exterior, sino que estalla hacia adentro del cuerpo, se convierte en enfermedad.
Altera la visión. Efecto de túnel.
Produce cálculos biliares que pueden variar en tamaño, desde ser del tamaño de un grano de arena, hasta llegar al tamaño de una pelota de golf.
Puede producir cáncer, a expensas de la acidosis en el cuerpo.
Puede producir enfermedades cardiacas
Puede producir ataque isquémico transitorio.
El sexo y la expresión de la ira
Un estudio de 2018 encontró que las mujeres y los hombres tienden a responder de manera diferente a los sentimientos de ira.
Cuando la ira se convierte en agresión, las mujeres tienden a reaccionar indirectamente. Por ejemplo, es más probable que difundan rumores o guarden rencor.
En cambio los hombres tienden a expresar la ira de manera más contundente y asertiva, con reacciones físicas más violentas.
El estudio sostiene que este contraste es probablemente el resultado de las diferencias hormonales entre los dos sexos.
Por ejemplo, los hombres tienen, en promedio, niveles más altos de testosterona que las mujeres, y los estudios han relacionado la testosterona con mayores sentimientos de ira, aunque no siempre esto implique agresión.
La ira no se considera una enfermedad mental.
Sin embargo, un estudio de 2016 demostró que la ira es una característica crucial de otras afecciones, como el trastorno explosivo intermitente y el trastorno límite de la personalidad.
Manejo de la ira
El manejo de la ira funciona para reducir sus efectos en el cuerpo.
Si sientes que tu ira se está saliendo un poco de control, puede ser el momento de considerar algunas técnicas que te faciliten un mejor manejo de la ira.
Aquí enumeramos algunas variaciones de lo que significa que tu ira está fuera de control y sus manifestaciones a través de tus reacciones:
gritando
maldiciendo
arrojando los objetos que tienes más a mano
dando portazos
ejerciendo la violencia contra otros
infrigiéndote autolesiones
Técnicas de manejo de la ira
Ejercicios de respiración
Los ejercicios de respiración profunda son una excelente manera de reducir tus niveles de estrés y restablecerte.
Cuando te detienes y tomas algunas respiraciones profundas y controladas, calmas tu mente.
Y cuando tu mente se calma, tu cuerpo tiende a relajarse, de manera que la presión arterial y el ritmo cardíaco disminuyen.
Buscar el motivo que causa tu ira
No todos reaccionamos de la misma forma ante las experiencias que vivimos.
Un paso importante para controlar lo que sentimos es ver qué estímulos están detrás, es decir qué es lo que te ha provocado ira.
Y una vez que has tomado consciencia de lo que te provocó esa emoción, respira, acepta la emoción y pon tu mente a favor para poder pasar a una opción más saludable.
Ejercicio
Un entrenamiento cardiovascular rápido también puede ayudarte con el estrés.
Pero cuando el objetivo es disminuir tus sentimientos de ira, una mejor opción puede ser un ejercicio menos cansador.
Algunos ejercicios excelentes para ayudar a calmar las emociones de ira incluyen:
yoga
caminata
natación
elongaciones
tai chi
Pilates
Limitar el uso de las redes sociales
Para algunos, las redes sociales pueden ser la causa de fuertes reacciones negativas, como la ansiedad, los celos y la ira.
En su mayor parte, las personas tienen poco control sobre el contenido que ven cuando usan las redes sociales.
Es fácil encontrar una publicación o foto que despierte sentimientos de ira, como pueden ser las fotos publicadas por un ex en compañía de otra pareja, la foto de un evento al que no fuiste invitado, y muchas otras.
Tomarse un descanso de las redes sociales y los medios de comunicación, o limitar el tiempo que les dedicas, puede ayudarte a reducir tus niveles de frustración.
Otra opción válida puede ser eliminar o silenciar a los seguidores que afectan negativamente tu estado de ánimo.
Intentar seguir una rutina diaria
Una rutina diaria puede aumentar tu sensación de control.
De esta manera, hay menos oportunidades de ser tomado por sorpresa, lo que reduce los desencadenantes de la ira.
Al elaborar una rutina diaria, considera crear planes de comidas, programar ejercicios y establecer un horario de sueño.
Una dieta saludable, ejercicio regular y buena calidad del sueño pueden ser una gran receta para lograr un estado de ánimo elevado y una mente clara.
Si la situación te supera puedes consultar a un terapeuta
Consultar a un terapeuta que se especialice en el manejo de las emociones puede ser efectivo.
Varias investigaciones han demostrado que el setenta y cinco por ciento de las personas que buscan terapia para controlar la ira. ven una mejora en sus síntomas.
Una forma en que los terapeutas ayudan con los problemas de ira es explorando eventos imaginarios que puedan provocar ira en sus clientes, facilitándoles luego métodos de afrontamiento de esos eventos que les permitan controlar su sentimiento negativo.
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