Está muy bien ser positivo. Pero sin exagerar

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Ver el lado bueno de las situaciones difíciles, ser positivo frente a los problemas que tienes que enfrentar, ser optimista, es muy bueno… pero sin exagerar.

Cuando te enfrentas a una situación desafiante, puede ser tentador adoptar una visión optimista y también, sin duda, puede ser beneficioso para tu salud.

Pero puede conducirte por un camino equivocado.

El peligro de negar la realidad

A veces, mirar el lado positivo puede ser simplemente un intento de negar la realidad para sentirte mejor.

Suponte que tu pareja te ha abandonado por otra persona.

Seguramente sentirás rabia, tristeza, decepción, o alguna otra emoción desagradable.

Si decides negar tus sentimientos y, viendo el lado positivo, tratas de simular que has sido afortunado porque peor hubiera sido que te engañe y tenga una doble relación, la negación de tus verdaderos sentimientos puede llevarte a reprimir las emociones negativas del momento, ante los demás (tal vez por vergüenza) y ante ti mismo.

Y la negación nunca da buenos resultados. Por el contrario, suele conducir a la enfermedad.

Si intentas ser positivo ante una situación dolorosa y niegas tus sentimientos, no solamente te estarás privando de hacer el adecuado duelo por lo perdido sino que tampoco lograrás la comprensión y el consuelo de quienes te rodean.

Está bueno ser optimista y pensar que en el futuro todo saldrá mejor. Pero eso no implica negar todo lo malo y desagradable de la situación en el momento en que sucede.

En otras palabras, ser positivo no implica perder la noción de realidad.

Encontrar un equilibrio entre ser realista y tener una perspectiva optimista puede ayudarte a seguir motivado a pesar de los fracasos y las decepciones.

Y así conseguirás seguir enfocado en tus objetivos y alcanzarlos, a pesar de las dificultades que puedan surgir en el camino.

Mantener una actitud positiva es importante, pero también es necesario reconocer cuándo necesitamos ayuda o cuándo nos equivocamos en la estrategia que elegimos para alcanzar un objetivo.

Es mejor ser honesto y abordar nuestros desafíos de frente que fingir que no existen y esperar que todos los problemas se resuelvan por arte de magia.

Está muy bien pensar de manera positiva y confiar en nuestras virtudes para solucionar los problemas a los que nos tenemos que enfrentar, pero también debemos ser realistas para poder considerar adecuadamente el riesgo que cada situación conlleva, y actuar de la manera más adecuada.

La positividad tóxica nos puede llevar a pensar que todo se resuelve bien, siempre, sin que importe lo que hagamos para lograrlo.

Y eso no es ser positivo sino ser iluso.

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