Todos estamos sufriendo los efectos del cambio climático y cada vez son más las personas que comienzan a pensar como se puede evitar que se siga produciendo.

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por su acrónimo en inglés) de las Naciones Unidas, mostró que las emisiones de dióxido de carbono durante la última década han alcanzado su nivel más alto en la historia de la humanidad, y concluyó que el ritmo de calentamiento global no tiene precedentes en los últimos dos mil años.

Si te preocupa la situación, debes tener en cuenta que hay muchas cosas que podemos hacer, individualmente y en todas las áreas de nuestra vida diaria, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en más de la mitad, para el año 2030.

Por primera vez, desde el año 1990, el informe del IPCC ha dedicado un capítulo completo a la evaluación de los aspectos socioculturales de la mitigación del cambio climático e incluyó recomendaciones de cambios en el estilo de vida: cómo vivimos, qué comemos, cómo nos movemos, y que tipo de decisiones deberíamos tomar como profesionales, trabajadores o líderes comunitarios.

Cambios en nuestro estilo de vida

Tal vez los cambios más significativos que podemos introducir en nuestro estilo de vida se relacionan con la manera en la que nos movilizamos.

Nuestras opciones de movilidad tienen el mayor potencial para reducir nuestra huella de carbono, y también pueden hacer que el aire sea más limpio, especialmente en las grandes ciudades.

Puedes evitar usar el automóvil para trasladarte a distancias pequeñas, como al trabajo o al gimnasio. Prueba, en cambio, caminar o usar una bicicleta.

Adopta una alimentación más sostenible y trata de reducir al mínimo el desperdicio de alimentos. Con esto no sólo lograrás una gran diferencia en la reducción de emisiones de carbono sino también un cuerpo más saludable y una economía doméstica más organizada.

En el hogar utiliza electrodomésticos y tecnología de bajo consumo. Evita los ascensores y aprovecha de hacer un pequeño ejercicio diario subiendo y bajando por las escaleras.

Desenchufa los equipos que funcionan con electricidad porque, aunque no estén en funcionamiento, siguen consumiendo energía.

Mantén la calefacción y la refrigeración ambiental en una temperatura media agradable, entre veinte y veintidós grados centígrados, durante todo el año.

El lavarropas y el lavaplatos utilízalos solamente cuando estén llenos, y si es posible con agua fría. Ahorrarás en facturas de electricidad y de agua y reducirás las emisiones de CO2.

Aportes profesionales y empresariales

Para que individualmente podamos aportar a la reducción de gases de efecto invernadero, los ciudadanos debemos contar con la colaboración de profesionales, industriales, comerciantes y transportistas que pongan a disposición de los consumidores productos y servicios que sean amigables con el medio ambiente.

En este aspecto, los arquitectos y desarrolladores inmobiliarios pueden aportar construcciones realizadas con materiales sustentables, y equipadas con servicios energéticamente eficientes.

En las zonas urbanas más pobladas es importante la inclusión de espacios verdes porque, como es sabido, la vegetación es uno de los principales sumideros de carbono, al ser capaz de secuestrar este gas mediante la fotosíntesis.

Por su parte, los planificadores urbanos deberían priorizar la infraestructura necesaria para que las personas puedan caminar, andar en bicicleta y utilizar en la mayor medida posible el transporte público, y sancionar códigos de construcción sustentable.

Este nuevo informe del IPCC nos ha señalado que todos tenemos que asumir la importancia de nuestras acciones, sea como consumidores, ciudadanos comunes, profesionales o autoridades estatales, en la prevención de desastres mayores que los que ya estamos sufriendo actualmente: temperaturas extremas, incendios voraces, inundaciones, sequías, pandemias y otras calamidades varias.

Cuanto antes tomemos conciencia de la crisis climática que se desarrolla a nuestro alrededor, y de lo que cada uno de nosotros puede hacer para evitarla, antes las personas y la naturaleza podrán cosechar los beneficios de un futuro más seguro y disfrutable.