Buscar a los padres biológicos es posible aún en las adopciones sin papeles

”Sólo sé que mi madre biológica se llamaba Norma y que vivía en un pueblo de Misiones llamado El Dorado. ¿Tengo forma de encontrarla sólo con estos datos?”, pregunta Laura R., que se enteró que es adoptada hace un año y hoy tiene veintidós.

Hasta hace poco tiempo, la respuesta era un no terminante, o bien la indicación de contratar un servicio de investigación con un costo astronómico. Pero los tiempos han cambiado y la tecnología de búsqueda de personas avanzó. Hoy en día, afortunadamente, las personas en situaciones parecidas a las de Laura pueden encarar este tipo de búsqueda, con buenas chances de éxito.

Recordemos que la mayoría de las adopciones en Argentina fueron y siguen siendo realizadas por fuera del procedimiento legal previsto. Las razones de ello son básicamente las grandes demoras e ineficiencias del sistema formal. En estas adopciones “en negro”, muchas veces no existe la verdadera partida de nacimiento del adoptado, es decir, aquella de la que surgen los padres biológicos, o al menos uno de ellos; por supuesto que tampoco existe el expediente de adopción. Por eso, quienes descubren en algún momento de sus vidas que son hijos adoptivos y deciden averiguar sobre sus orígenes biológicos (quién es su madre biológica, su padre biológico, y si tiene hermanos de sangre), se enfrentan a una tarea de localización difícil. Difícil pero no imposible. Un hecho tan importante como el traspaso de un niño o niña de manos de su progenitora biológica a sus nuevos padres es un acto que seguramente ha dejado rastros que aún hoy existen. El más importante de todos esos rastros es, ni más ni menos que la madre biológica de quien fue dado en adopción.

La buena noticia para quienes desean conocer a su familia biológica es que aunque sólo se tenga un nombre de pila de la madre biológica o de una abuela u otro pariente de la familia de origen, y alguna ubicación geográfica más o menos precisa (como ser un pueblo, un barrio dentro de una ciudad, o incluso el nombre de una calle), localizar a esa familia se hace un poco más fácil.

Los servicios de búsqueda genealógica especializados en investigación de adopciones como el que provee Dateas brindan esta oportunidad de buscar personas a partir de los datos puntuales que posee el adoptado: nombres, lugares, vecinos, etcétera.

Volviendo al caso de Laura R., que al principio solamente sabía que su madre biológica se llamaba “Norma” y que vivía en El Dorado, Provincia de Misiones, fue posible identificar en el pueblo indicado cierta cantidad, no tan desmesurada, de personas llamadas Norma, cuyas edades son compatibles con la edad que actualmente debería tener la madre biológica de Laura R. A partir de ese listado de personas, Laura R. se comunicó y pudo contactar a su madre, quien reconoció al instante haberla entregado en adopción por la situación de pobreza en la que vivía. En el caso particular de Laura R., ésta no desarrolló mayor relacionamiento con su familia biológica. Pero ya conoce sus orígenes biológicos y se siente en paz con el tema.

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