Quiero saber acerca de...

La investigación genealógica empieza por casa: búsqueda de fotos, cartas y postales, conversaciones con las personas mayores de la familia. Luego el círculo se amplía y si nos animamos, puede haber llamados telefónicos a parientes lejanos. Y por supuesto, hoy en día, las infaltables búsquedas en internet y, para quien los conoce, en algunas de las maravillosas bases genealógicas que día a día crecen, como FamilySearch.

Sin embargo, una vez agotados estos medios de fácil acceso y ya exprimida al máximo posible la memoria de nuestros parientes (una precaución, de paso: la intensidad del esfuerzo memorístico es inversamente proporcional a la exactitud de la información recolectada), no queda otro remedio que recurrir a las fuentes documentales. Especialmente si se quiere avanzar hacia el pasado, son los documentos los que nos pueden proporcionar nueva información. Pese a que nadie en la familia, ni siquiera la adorable tía de noventa años que no para de hablar, recuerde el nombre de un antepasado, o cuando nació, hay una buena noticia: esa información muy probablemente esté en algún lugar. Y ese lugar es un documento.

Los documentos de valor genealógico consisten fundamentalmente en censos y partidaes o certificados de registros civiles o parroquiales. De todos ellos, las partidas de nacimiento (o certificado de nacimiento, como en general se le dice en España), es el documento más importante en cuanto al aporte de conocimiento que nos brinda para la genealogía familiar. No sólo vale por la información que nos da, sino por mostrarnos el camino para continuar buscando. Las partidas de nacimiento son puertas que abren otras puertas.

Conociendo fecha y lugar de nacimiento de un antepasado – ya sea un padre o madre, abuelo o abuela, o más allá - pueden pedirse partidas de nacimiento en Argentina aquí y certificados de nacimiento en España aquí.

¿Pero por qué son tan importantes las partidas de nacimiento?

Porque la partida de nacimiento de una persona normalmente incluye información sobre sus dos padres y sus cuatro abuelos. Esa información comprende muchas veces la edad de los padres, su nacionalidad y lugar de nacimiento, todo lo cual nos permite ubicarlos en un año concreto desde el cual se puede iniciar una nueva búsqueda, solicitando una nueva partida de nacimiento o acta de bautismo. Además, la partida de nacimiento o bautismo suele contar con la presencia de testigos. Estos testigos, casi siempre, fueron parientes o amigos de los padres del nacido. Más cosas nuevas para el árbol.

Como los Registros Civiles aparecieron en general hacia fines del siglo XIX y principios del XX (en España recién a partir de 1870 y en la Argentina durante la década de 1880), en cierto momento de nuestro viaje hacia el pasado es probable que nos encontremos frente a la necesidad de pedir partidas en los archivos eclesiásticos o, en el caso de la genealogía judía, sinagogas. Pero el concepto sigue siendo el mismo: las actas de nacimiento, ya sean provenientes de entidades civiles como religiosas, tienen un inmenso valor genealógico, en cuanto nos proporcionan información sobre eventos que van todavía más atrás en el tiempo que el mismo acto que registrar – el nacimiento -.

Conclusión final y consejo para quienes desean conocer más sobre sus antepasados: de cada rama familiar que se quiera investigar, pedir la partida de nacimiento del antepasado más remoto del cual se conozca su fecha y lugar de nacimiento.

Sabiendo fecha y lugar de nacimiento, pueden pedirse partidas de nacimiento en Argentina aquí y certificados de nacimiento en España aquí.