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Se trata de la llamada “ley de Clare”, vigente en Inglaterra y Gales, pero que quizás influya en legisladores de otros países para encontrar soluciones al flagelo de la violencia doméstica. La ley permite a cualquier mujer obtener información de la Policía sobre los antecedentes de sus parejas en cuanto a violencia doméstica. Esta información, que antes era secreta y protegida por el derecho a la privacidad, ahora se convierte en pública para las mujeres inglesas.

La ley tuvo su origen en el asesinato en 2009 de la joven Clare Wood, a manos de su novio, George Appleton, quien tenía profusos antecedentes de violencia familiar, prisión incluida, pero ocultos e imposibles legalmente de ser consultados. A partir de la trágica muerte de su hija, la familia de Clare comenzó a abogar por el derecho de toda mujer a informarse (antes de que sea demasiado tarde) sobre los posibles hábitos violentos de sus parejas.

Hoy, la llamada “ley de Clare” permite a toda mujer saber si su pareja tiene un historial de violencia, al menos legalmente acreditado.

Es interesante señalar que la ley ya estaba vigente desde septiembre de 2012 en zonas específicas, pero principalmente en carácter de prueba piloto. A juzgar por las autoridades que monitorearon el cumplimiento de esta normativa, las pruebas dieron resultado positivo, y por eso ahora se decide extender el sistema a toda Inglaterra y Gales.

La violencia doméstica es uno de los delitos menos denunciados y sin embargo, que más frecuentemente tienen lugar. Se calcula por ejemplo que solo en Estados Unidos, anualmente más de un millón de mujeres y unos 800.000 hombres son físicamente agredidos por su compañero o compañera. También se sabe que la violencia doméstica es la causa principal de lesiones en las mujeres entre 15 y 44 años.

Números escalofriantes, que merecen respuestas a la altura de su importancia.