I want to know about...

29 de junio de 2017

Página 3

IX. Que el ocho de marzo del año 2013, como parte de las actividades conmemorativas del Día Internacional de la Mujer, los órganos jurisdiccionales del Estado de México, suscribieron un Convenio de Adhesión al Pacto para Introducir la Perspectiva de Género en los Órganos de Impartición de Justicia en México, entre cuyas medidas se incluye la adopción de unidades especializadas en materia de género dentro de la estructura orgánica de cada una de las instancias de impartición de justicia, cuando ello se estime necesario, con el propósito de institucionalizar la perspectiva de género.
X. Que atendiendo al contenido del numeral anterior, el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México, consideró conveniente la creación de una Comisión de Equidad de Género, a efecto de hacer posible el principio de igual y el derecho de no discriminación, propiciando una impartición de justicia libre de distinciones por razón de sexo y así promover la generación de un ambiente laboral libre de violencia de género al interior de este órgano de justicia administrativa; asimismo, tomando en consideración que toda persona tiene como condición innata el derecho de gozar de un medio ambiente adecuado para la preservación de su salud, así como el acceso a una atención integral de la misma.
XI. Que este órgano jurisdiccional administrativo, conforme al artículo 201 del Código de Procedimientos Administrativos del Estado de México, está facultado para determinar las condiciones generales de trabajo de quienes le prestan sus servicios respetando en todo momento las garantías establecidas en el apartado B del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
XII. Que tanto en hombres como mujeres ocurren cambios psicológicos y físicos, tanto cualitativos como cuantitativos, que acontecen a lo largo de toda la vida del ser humano. Estos cambios tiene mucho que ver con:
La etapa de la vida en la que la persona se encuentre.
Las circunstancias culturales, históricas, y sociales en las que su existencia transcurre.
Las experiencias particulares de cada uno.
Algunos autores mencionan que uno de los factores que influyen para ello es por una parte la situación de las personas dentro de su ciclo de vida sin que todas las sociedades reconozcan las mismas etapas pues algunas sociedades dividen la vida en tres periodos infancia, niñez y vida adulta o sólo en dos infancia y vida adulta.
En este tema, y de manera acorde con nuestra cultura, se ha estimado conveniente utilizar cinco periodos cronológicos, a saber:
El periodo de lactancia el cual empieza en el nacimiento y comprende hasta aproximadamente 2 años de edad.
El segunda periodo que es la infancia desde los 2 años hasta la niñez tardía de unos 12 años.
El tercer periodo que es la adolescencia que comienza con la pubertad que es el final de la infancia y el inicio de la adolescencia y comprende de los 12 a los 20 años.
El cuarto periodo que es la adultez inicial que abarca de los 20 a los 40 años.
El quinto periodo es la adultez media que abarca de los 40 a los 60 años de edad.
Y el sexto periodo senectud o vejez el cual abarca de los 60 años en adelante.
En cada una de estas etapas ocurren cambios predecibles en el desarrollo físico y cognoscitivo. Así, en la infancia, la característica principal de esta fase es que el individuo experimenta y aprende constantemente con su entorno, incluido familiares y amistades. Es cuando comienza a caminar, a hablar y a construir su personalidad.
En tanto que en la pubertad, la característica principal es que su estado hormonal está cambiando. Está es la etapa de abandono de la infancia hacia la adultez. Los síntomas más evidentes son: cambio de voz, aparición del vello, desarrollo de los órganos sexuales masculinos y femeninos que incluye la aparición de la menstruación y cambios hormonales.
Mientras que en la adultez inicial alcanzamos el punto de máximo desempeño físico. Casi todos los adultos jóvenes son más fuertes, saludables y fértiles de lo que llegarán a ser, tienen más vigor. En la juventud la mayoría de los hombres y las mujeres disfrutan del auge de su vitalidad, fuerza y resistencia. Casi todas las culturas reconocen este apogeo físico y esperan que las jóvenes tengan hijos. La fuerza física, el funcionamiento orgánico, los tiempos de reacción, las habilidades motoras y otras capacidades físicas están a su máximo entre los 25 y los 30 años, después de los cuales disminuyen lenta pero significativamente. Los índices de muerte en la juventud son menores que en cualquier otro período adulto.
En la adultez madura algunos sienten mayor control sobre su vida que nunca antes, otros sufren varias crisis físicas y emocionales y creen que se trata de un período de declinación. En unos y otros hay un sentimiento de que el tiempo vuela y la conciencia de que tal vez jamás se almacenan las metas anteriores. Las habilidades físicas se nivelan y aparecen los primeros signos de envejecimiento. Algunas funciones orgánicas comienzan a declinar y ocurren cambios internos. La madurez es un período en el que a menudo aparecen por primera vez enfermedades y desórdenes. Además ocurren algunos sucesos biológicos evidentes, como la pérdida de agudeza visual, la menopausia o para los hombres la disminución parcial de andrógenos, conocida también como andropausia. En la mediana edad tiende a ocurrir cierto declive físico o deterioro. Esta declinación comprende las habilidades sensoriales y motoras, lo mismo que el funcionamiento interno del organismo.
MUJERES EN ADULTEZ MEDIA.
Tratándose de las mujeres, con la aparición de la primera menstruación, conocida como menarquia, alrededor de los doce años se inicia el ciclo reproductivo de la mujer que se extiende en promedio hasta los cincuenta años cuando llega la menopausia El ciclo menstrual normal dura 28 días y la ovulación ocurre alrededor del día 14, todo esto está regulado por una producción ordenada y equilibrada de hormonas, la función de estas últimas consiste en estimular la capa celular interna del útero llamada endometrio preparándolo para la posible recepción del óvulo fecundado, si este no es fecundado, periódicamente se desprende, lo cual constituye el ciclo menstrual.
En el 50% de los casos la menstruación se acompaña de dolor pélvico, nauseas, vómitos o mareos; irregularidad de la función menstrual que se denomina dismenorrea, características que en efecto no tienen complicaciones médicas en sí mismas, lo cierto es que para algunas mujeres es más que molesto; y, para otras puede ser lo suficientemente grave como para interferir con las actividades cotidianas de cada mes.
De acuerdo al grado de intensidad del dolor se clasifica como dismenorrea primaria o secundaria. En la primaria hay cólicos menstruales, pero no alteraciones visibles en el aparato reproductor femenino; en la dismenorrea secundaria sí se observan alteraciones y puede aparecer después de la menarquía en episodios de dolor muy agudos y extendidos, como resultado de la existencia de endometriosis, quistes, tumores ováricos, enfermedad pélvica inflamatoria, miomas, pólipos uterinos, cáncer genital, alteraciones hormonales, ciclos no ovulatorios, malformaciones congénitas o complicaciones con el dispositivo intrauterino.
Especialistas de las instituciones de salud del país señalan que la dismenorrea primaria es uno de los síntomas ginecológicos más frecuentes que afectan a la mujer después de la pubertad; y alrededor del 10% de las mujeres que presentan esta forma de dolor tienen un grado de intensidad suficiente para llegar a incapacitarlas durante uno o dos días al mes.
Es por ello que la mayoría de las mujeres considera la dismenorrea como un proceso inevitable en el periodo menstrual, aunque sea incapacitante, y tal vez eso provoca que aunque buscan asistencia médica con frecuencia no siguen de manera adecuada las indicaciones en cuanto a prescripción farmacológica.