Tu cuerpo absorbe microplásticos tóxicos al comer y al respirar

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Los microplásticos, definidos como piezas de plástico de menos de cinco milímetros de diámetro, ya habían sido encontrados dispersos en todo el planeta. Ahora sabemos que también están en nuestros cuerpos.

En los últimos años, se han identificado microplásticos en el pulmón humano, en los tejidos de la placenta materna y fetal, en la leche materna humana, y en la sangre.

Los microplásticos nos rodean y nos invaden

Los plásticos están a nuestro alrededor. Durables, versátiles y baratos, continúan aumentando en el mercado de manera exponencial.

Aunque duraderos, los plásticos se descomponen, tanto en la superficie terrestre como en el agua de mares, ríos y vertederos, en partículas más pequeñas, conocidas como microplásticos (menos de cinco milímetros de diámetro) y nanoplásticos (menos de un milímetro de longitud).

Hace casi veinte años, los biólogos marinos comenzaron a investigar la acumulación de microplásticos en el océano y su potencial efecto negativo en la salud de los organismos y los ecosistemas.

En la actualidad el interés de las investigaciones se centra en los microplásticos presentes en los alimentos, el agua potable y el aire de los hogares, especialmente en las grandes ciudades.

Aún no se han determinado con exactitud los daños que pueden producir a nuestra salud los microplásticos, pero se supone que las partículas inhaladas pueden dañar los pulmones. Y también sabemos que algunas partículas contienen sustancias químicas que interfieren con el funcionamiento hormonal del cuerpo humano.

También tenemos la certeza de que los microplásticos ingresan a nuestro cuerpo por ingesta o por inhalación ya que la piel nos brinda protección, a menos que esté lastimada.

Ya sabemos que el agua está contaminada, al igual que los alimentos que se cultivan en tierras regadas con aguas contaminadas.

Si consumimos agua u otros líquidos envasados, además de estar presentes en el agua, los microplásticos también provienen de los envases.

Los microplásticos están presentes en todos nuestros alimentos, sean vegetales o de origen animal, y las investigaciones más recientes han estimado que las personas podríamos consumir decenas de miles de partículas microplásticas por año.

La contaminación es mucho más elevada en los recién nacidos y niños pequeños, porque no sólo incorporan las micropartículas en la vida intrauterina y en la lactancia materna, sino también mediante el uso de mamaderas, pañales, juguetes que llevan a la boca y, por supuesto, el aire que respiran.

Riesgos para la salud

Los estudios de riesgos para la salud humana de la incorporación de micro y nanoplásticos aún están en etapas preliminares.

Pero los estudios en ratones sugieren que los microplásticos pueden alterar el microbioma intestinal, provocar inflamación, disminuir los niveles de testosterona y la calidad de los espermatozoides y también afectar algunas funciones neurocognitivas.

Otro motivo de estudio es el umbral de toxicidad de los microplásticos, o sea estimar qué cantidad de estas partículas puede ser absorbida por el cuerpo humano sin que su salud se vea notoriamente deteriorada.

Y esta evaluación se complica por la variedad de las sustancias utilizadas en la producción.

En la actualidad varios países han prohibido el uso de microesferas en algunos productos cosméticos y en las pastas dentífricas.

Qué podemos hacer para reducir nuestra exposición

Los investigadores les recomiendan a quienes quieren reducir el riesgo de contaminación que ventilen los ambientes en la casa, utilicen purificadores de aire, y remuevan el polvo doméstico utilizando aspiradoras, para evitar respirar las partículas tóxicas depositadas en el suelo.

También evitar los cosméticos y productos de higiene corporal que contienen microesferas (como los exfoliantes faciales y corporales) y los envasados en plástico.

La ropa de vestir es mejor que esté confeccionada en fibras naturales en lugar de materiales sintéticos. Lo mismo se recomienda para los tapizados, las cortinas, y las sábanas, toallas y repasadores.

Para evitar la contaminación de los alimentos es mejor elegir almacenarlso en recipientes de vidrio y nunca calentar la comida en el microondas en recipientes de plástico.

También es importante evitar manteles y vajilla descartables, y preferir la cerámica, el bambú, el vidrio o el acero.

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