Pese a que en el período previo a la Copa del Mundo, Qatar se comprometió a hacer de éste el primer evento neutral en carbono en la historia del torneo, los resultados indicarían que, no sólo no logró sus propósitos, sino que tal vez sería el más contaminante de todos los torneos.

Por qué fallaron las estimaciones

Dado que Qatar no tiene disponibilidad en sus hoteles para alojar a la cantidad de personas que llegaron para participar o presenciar el evento, miles de visitantes se alojan en los países vecinos.

La solución encontrada fue establecer un servicio de transporte aéreo para llevar a los aficionados a los partidos de fútbol y luego llevarlos de regreso a los países en los que se alojan.

Esto ha producido un gran incremento en la cantidad de vuelos diarios.

Según algunas estimaciones, durante la competición estarían realizándose unos quinientos vuelos diarios desde y hacia Qatar.

Una empresa especializada en la medición de emisiones de carbono, con sede en París, estimó que los vuelos de enlace han generado aproximadamente unas ocho mil toneladas de emisiones de dióxido de carbono diarias, a partir del comienzo del torneo.

Los organizadores del evento se propusieron reducir la emisión de carbono concentrando todos los estadios en una sola ciudad (Doha) y construyendo una importante red subterránea de trasporte para que los espectadores pudieran trasladarse, sin inconvenientes, de un estadio al otro.

De esa manera proyectaron que se podían disminuir considerablemente los vuelos de enlace.

Pero las reservas de hotelería se agotaron y las alternativas que Qatar pretendió brindar a los visitantes para su alojamiento resultaron demasiado costosas.

Con lo cual muchos de los fanáticos optaron por alojarse en los países vecinos, que ofrecían precios más competitivos.

Ese fue el comienzo del fracaso del proyecto original de hacer que el torneo fuese neutral en carbono.

Los organizadores esperaban que este mundial de fútbol produjera algo más de tres millones y medio de toneladas de dióxido de carbono, pero los expertos que están haciendo las mediciones consideran que esa cifra ha sido muy subestimada.

Y han afirmado que este mundial terminará siendo el más emisivo de la historia.